Algo duro es aprender a ser una buen sumisa, dejar el control, rendirse, especialmente cuando estás acostumbrada a llevar las riendas.
Cuando juegues, recuérdate que eres propiedad de tu Amo, que sus deseos son los tuyos y que tu más profundo deseo es complacerle. Si en ocasiones anteriores ha hecho algo que no te ha gustado, sugiérele que pruebe otra cosa (siempre con humildad). De esta manera, tu Amo hará justamente lo que desea y tú te sentirás agradecida de que lo haga. Controla tus deseos, ríndete a tu Amo y síguele. Te garantizo que disfrutarás mucho.
Si todavía no estás muy segura de lo que quieres como sumisa, probablemente querrás hablar con tu Amo sobre tus necesidades y deseos y sobre cómo podéis disfrutar ambos. Pero el momento para hablar sobre tus fantasías y sobre cómo deben ser llevadas a cabo no es en mitad de una sesión.
Relájate y reacciona. A menudo los Amos disfrutan con tus reacciones (cómo te retuerces, gimes, gritas...). Si tensas cada músculo y luchas para no dar ningún signo de lo que estás sintiendo tu Amo se sentirá frustrado ante la falta de reacción (y aburrido y puede que hasta enfadado...). Permítete sentir. No retengas la respiración. Grita, gime, retuércete... déjate llevar y permite que tu Amo lo vea y lo disfrute.
Por supuesto, el que seas sumisa no quiere decir que seas una marioneta, pero hay una gran diferencia entre ser abierto y comunicativo e intentar forzar las cosas en la dirección que tú quieres. Una buen sumisa es entusiasta, dedicada al placer de su Amo, rendida a los deseos de su Dueño, abierta a sus propios deseos (siempre de manera respetuosa) y feliz con su sumisión.
Cómo ves no es difícil ser una buen sumisa si realmente lo deseas. Entrégate a tu AMO, cuéntale tus fantasías y deseos, negocia y, cuando hagas tu entrega, obedece, ríndete, disfruta complaciéndole y olvida las rebeldías. Tu Amo se sentirá feliz de tenerte y tú te sentirás orgullosa de servirle.
Cuando juegues, recuérdate que eres propiedad de tu Amo, que sus deseos son los tuyos y que tu más profundo deseo es complacerle. Si en ocasiones anteriores ha hecho algo que no te ha gustado, sugiérele que pruebe otra cosa (siempre con humildad). De esta manera, tu Amo hará justamente lo que desea y tú te sentirás agradecida de que lo haga. Controla tus deseos, ríndete a tu Amo y síguele. Te garantizo que disfrutarás mucho.
Si todavía no estás muy segura de lo que quieres como sumisa, probablemente querrás hablar con tu Amo sobre tus necesidades y deseos y sobre cómo podéis disfrutar ambos. Pero el momento para hablar sobre tus fantasías y sobre cómo deben ser llevadas a cabo no es en mitad de una sesión.
Relájate y reacciona. A menudo los Amos disfrutan con tus reacciones (cómo te retuerces, gimes, gritas...). Si tensas cada músculo y luchas para no dar ningún signo de lo que estás sintiendo tu Amo se sentirá frustrado ante la falta de reacción (y aburrido y puede que hasta enfadado...). Permítete sentir. No retengas la respiración. Grita, gime, retuércete... déjate llevar y permite que tu Amo lo vea y lo disfrute.
Por supuesto, el que seas sumisa no quiere decir que seas una marioneta, pero hay una gran diferencia entre ser abierto y comunicativo e intentar forzar las cosas en la dirección que tú quieres. Una buen sumisa es entusiasta, dedicada al placer de su Amo, rendida a los deseos de su Dueño, abierta a sus propios deseos (siempre de manera respetuosa) y feliz con su sumisión.
Cómo ves no es difícil ser una buen sumisa si realmente lo deseas. Entrégate a tu AMO, cuéntale tus fantasías y deseos, negocia y, cuando hagas tu entrega, obedece, ríndete, disfruta complaciéndole y olvida las rebeldías. Tu Amo se sentirá feliz de tenerte y tú te sentirás orgullosa de servirle.
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